Pequeños grandes adictos 

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“El que se adelanta, llega antes”

  • Los peligros que acechan a los adolescentes  
Adicción a los Videojuegos

La adolescencia es una etapa de exploración y formación de la identidad, lo que puede hacer que los jóvenes sean especialmente vulnerables a las adicciones. Estar muy cerca de nuestros hijos y al día de las tendencias y de “su mundo” puede ayudarnos a prevenir ciertos comportamientos y futuros pequeños grandes adictos.

La adolescencia es una etapa del desarrollo de la persona que está  marcada por cambios físicos, emocionales, sociales y cognitivos. Es un período de transición entre la infancia y la edad adulta. En esta edad, nuestros hijos, son más vulnerables a los peligros que acechan tanto en la vida “real” como en la digital. Estar al día de las tendencias, de lo que se lleva y sobre todo, estar muy cerca de ellos, será clave para abordar y prevenir futuras adicciones en nuestros hijos. 

Las adicciones en la adolescencia pueden presentarse en diversas formas y tienen el potencial de impactar negativamente en el desarrollo emocional, físico y social de los jóvenes. “Nuestros hijos no necesitan de todo. Necesitan a sus padres”, comenta al respecto la abogada Concepcion Benítez, en su conferencia “Prevención de delitos con menores, entorno digital y mejora de la convivencia escolar”, que tuvo lugar en el colegio Adharaz-Altasierra durante las sesiones informativas del segundo trimestre. “En esta edad, nuestros hijos, son más vulnerables a los peligros que les acechan. Estar al día de las tendencias, de lo que se lleva y sobre todo, estar muy cerca de ellos, será clave para abordar y prevenir futuras adicciones”. 

Adicción a los videojuegos

Algunos videojuegos populares entre los adolescentes son «Fortnite», «Minecraft», «Among Us», «Apex Legends» y «Call of Duty: Warzone». Como todo, no se trata de negar a nuestros hijos el uso de los mismos, pero sí dejar claros los límites y las reglas. Cada familia tendrá sus propias normas. En este caso es conveniente incentivar en nuestros hijos la participación en otras actividades como deportes, arte, lectura, y mucho mejor si son al aire libre. Esto ayuda a diversificar los intereses y reduce la dependencia exclusiva de los videojuegos. Por eso es muy importante, desde pequeños, fomentar un hobby o un deporte que le guste mucho a nuestros hijos. 

Algunas ideas que puede ayudarte:  

  • Familiarízate con los videojuegos de tus hijos. Esto te permite entender mejor el contenido y los posibles impactos. Además, puedes jugar con ellos y compartir una experiencia positiva con tu hijo.
  • Sé un modelo a seguir mostrando un comportamiento equilibrado en el uso de la tecnología y del móvil. Los adolescentes aprenden mucho observando el comportamiento de sus padres.
  • Identifica un lugar visible de la casa donde jugar a los videojuegos, preferiblemente fuera del cuarto. Puede ser una zona de paso de la casa o en el mismo salón. Evitar que nuestros hijos estén en su cuarto con la puerta cerrada jugando a videojuegos, hará que sean mucho menos las horas de juego y que no se produzcan durante el sueño nocturno. Pues la falta de sueño podría desembocar en otras alteraciones y   carencias, que afectarían en el rendimiento académico, estado de ánimo, relaciones sociales, etc. 

Redes sociales: El posible comienzo a otras adicciones 

El Impacto negativo del consumo excesivo de Instagram y TikTok en Adolescentes

Redes Sociales

El mundo digital ha transformado la manera en que los adolescentes interactúan y perciben el mundo que les rodea. Instagram y TikTok, dos plataformas de redes sociales prominentes, han ganado una inmensa popularidad entre este público.

Antes de todo hay que saber que  el uso continuado de estas redes genera adicción. A quién no le he pasado que se ha descubierto a sí mismo viendo vídeos cortos sin parar. Y dices: “¿Pero qué hago yo viendo esto?”. Vídeos que no nos aportan nada y nos hacen perder tiempo. Pero no podemos dejar de verlos. Ya será con la fuerza de la voluntad, que nos dirá: “Deja de ver eso”. “Haz mejor esto otro”. Pero esa es la “voz de la madurez”, que todavía en nuestros hijos es incipiente, e incluso muchos adultos carecen de ella.

Si esto le pasa a un adulto maduro, con la cabeza en su sitio, qué no hará esta adicción en las cabezas y mentes de niños y niñas que aún les queda por crecer y formarse en todos los sentidos. Le llega un móvil con 10 años y ‘Boom!’, no tienen la madurez  suficiente como para darse cuenta de que estar viendo vídeos rápidos sin parar, y sin ningún límite, no les hará bien. 

Puede que sean vídeos que en sí no hagan daño y que no tengan un contenido “malo”, pero puede que sean demasiado banales, vacíos, insustanciales. Todavía en un caso peor puede tratarse de contenidos que hagan daño, por su trasfondo, su mensaje.  Ahí es donde juegan un papel insustituible los padres. De saber en qué red social están sus hijos, tener un control del tiempo y uso del móvil. Y estar atentos a comportamientos y hábitos. 

En general, si estamos cerca de nuestros hijos, hablamos con ellos, mantenemos conversaciones, hacemos actividades juntos, sin perder su confianza, será mucho menos probable que el uso de estas redes sociales acabe en adicción. 

Sin embargo, es esencial reconocer los posibles impactos negativos que el consumo excesivo de estas plataformas puede tener en los adolescentes.

1. Presión Estética y Autoimagen:

Instagram, conocido por su énfasis en la imagen, puede contribuir a la creación de expectativas poco realistas sobre la apariencia física. Las imágenes cuidadosamente editadas y filtradas pueden generar presiones sobre los adolescentes para que cumplan con estándares estéticos inalcanzables, lo que podría afectar negativamente su autoimagen.

2. Comparación

Ambas plataformas fomentan la comparación social, un fenómeno que puede provocar sentimientos de inferioridad y baja autoestima. La exposición constante a vidas aparentemente perfectas en Instagram y a talentos destacados en TikTok puede generar la sensación de insuficiencia entre los adolescentes, olvidando que estas plataformas a menudo muestran una versión idealizada y selectiva de la realidad.

3. Adicción y Salud Mental:

El consumo excesivo de tiempo en redes sociales puede conducir a la adicción, afectando la salud mental de los adolescentes. La búsqueda constante de validación a través de «likes» y comentarios puede generar una dependencia emocional, estrés y ansiedad.

4. Desinformación:

TikTok, siendo una plataforma basada en videos cortos, puede propagar rápidamente información errónea o conductas perjudiciales. La influencia de tendencias no siempre es positiva, y los adolescentes pueden verse involucrados en desafíos peligrosos o seguir comportamientos perjudiciales al ser expuestos a contenido viral.

5. Impacto en el Tiempo de Calidad:

El tiempo dedicado a estas plataformas puede interferir con actividades más beneficiosas y saludables, como el estudio, el ejercicio o las relaciones sociales en persona, cara a cara. El exceso de tiempo en Instagram y TikTok puede afectar negativamente el desarrollo de habilidades sociales y emocionales fuera del ámbito digital.

Adicción al sexo y la pornografía

La pornografía es una plaga del siglo XXI a la que los niños acceden cada vez antes, en torno a los siete u ocho años de media.

“Antes de esta edad, los padres deberíamos hablar de sexo con nuestros hijos y además, haber trabajado una serie de puentes durante los años anteriores, para conectar con ellos y tener la confianza de hablar abiertamente sobre este tema”, comenta Fernando Ruiz Retamar, directivo de Attendis y docente del colegio Monaita-Mulhacén de Attendis en Granada. Fernando Ruiz, junto con su mujer Paqui Pérez, docente de Monaita, y un equipo de especialistas en educación de los colegios de Attendis, han elaborado el Plan de Educación Afectivo-Sexual de los colegios Attendis, con el fin de ayudar y orientar a los padres en esta parte de la educación de los hijos.

Retamar dice que en educación hay un principio general que dice que ‘el que se adelanta llega antes’. Si uno quiere tener confianza con su hijo en los momentos -a veces muy complejos- de la adolescencia,  tiene que haber trabajado una serie de puentes durante los años anteriores  que le conecten con él: tiempo compartido, aficiones comunes, cultivo de  la cultura. A  veces sencillamente  estar disponible para cualquier cosa, saber “perder el tiempo”,  jugar a un juego de mesa… todo eso crea un vínculo en el que hay una relación personal y no simplemente una relación formal entre padres e hijos.

En el caso concreto de la formación afectivo-sexual, ésta tendría que haber sido desde los primeros años un tema más, una realidad que se trata en familia con toda naturalidad, con toda la delicadeza necesaria, pero con toda claridad desde que son pequeños. “Ellos tienen que saber que pueden hablar de esto con sus padres”, matiza Fernando Ruiz.

Antes de los ocho años deberían haber tenido una conversación integradora en la que conecten todos los conocimientos previos del niño y le hagan ver que la relación sexual es una manifestación del amor de los padres, un abrazo muy especial en que los padres se aman y del que puede surgir, como un fruto maravilloso, la vida. De hecho, “ellos son el amor de sus padres hecho persona,  el fruto concreto y viviente de ese amor”, matiza Paqui Pérez, docente del colegio Monaita

La plaga de la pornografía, a su alcance en un clic

Jóvenes y móviles

La disponibilidad fácil y la accesibilidad a contenidos explícitos en línea plantean riesgos para el desarrollo de nuestros hijos. La pornografía genera adicción por la combinación de estímulos visuales intensos, la liberación de dopamina en el cerebro (asociada con el placer y la recompensa), y la accesibilidad fácil a través de la tecnología pueden contribuir a la formación de hábitos compulsivos. La repetición frecuente puede llevar a cambios neuroquímicos y neuroplásticos en el cerebro, creando un ciclo de búsqueda constante de estímulos similares. La adicción a la pornografía, como otras adicciones, tiene ramificaciones negativas en la salud mental y emocional, afectando la calidad de vida y las relaciones personales.

La exposición constante a cuerpos idealizados en la pornografía puede contribuir a problemas de autoimagen y autoestima entre los adolescentes, llevar al aislamiento social, afectando las interacciones personales y el desarrollo de habilidades sociales, además del daño tan terrible que deja un poso imborrable en sus mentes. 

“La conversación tan importante sobre el sexo con nuestros hijos no debe ser algo aislado: se fundamenta en muchas informaciones y conversaciones previas y debería continuarse a medida que la curiosidad del niño crece. Esa curiosidad es algo totalmente natural y cuando un niño no pregunta es porque ya sabe… y normalmente eso que sabe lo conocerá por fuentes poco fiables y -con mucha frecuencia- no se ajustará a la verdad”, comenta Paqui Pérez. 

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