Mi niño no come

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Cuando la hora de la comida se convierte en una pataleta continua

La comida: ese momento de tortura en el que preparas unos ricos macarrones con tomate y tu niño de tres años dice que no quiere, que no le gustan. Y se tira al suelo y patalea, pidiendo golosinas, helado, o cualquier otra cosa para desviar la atención. Al tiempo descubres que en el colegio repite de plato, y también cuando se queda en casa de los abuelos.  Entonces ¿qué es lo que falla? ¿qué es lo que no estamos haciendo bien en casa?

Una causa frecuente de preocupación y angustia para los padres es cuando tenemos un hijo “malo para comer”. Y entonces la hora de comer se convierte en un horror, llegando a generar graves conflictos familiares.

Lo primero que debemos saber es que la alimentación es un hábito que se enseña desde las edades más tempranas, porque el niño se encuentra en su período sensitivo, donde todo lo que aprende lo hace sin dificultad. Y cuando se le van ofreciendo nuevos sabores para él es novedoso y con su curiosidad los irá probando, estimulando el paladar y consiguiendo un buen hábito alimenticio.

Comer es un hábito que se enseña desde pequeños, sobre todo a probar alimentos y platos nuevos

Es verdad, que algunas veces el niño no quiere comer porque tiene un problema físico que el causante de la falta de apetito. Pero una vez que esto está descartado, tenemos que observar si rechaza muchas comidas, si se niega a comer más alimentos de los pocos que ha probado, si tarda mucho en comer, si suele comer en otros sitios como puede ser el colegio, si solo toma la comida triturada y así podremos dar respuesta por qué mi niño no come.

El apetito de un niño puede estar influenciado por factores sociales

…porque el entorno familiar influye en el hábito alimenticio del niño. Una familia que se reúne para comer y tiene una alimentación y patrones alimentarios adecuados, enseñará a su hijo a tener una buena alimentación y la hora de comer será un momento muy placentero y de comunicación.

Y por factores conductuales…

… en especial en aquellas familias angustiadas por la alimentación, generando conductas represivas frente a su negativa a comer. En este caso, hago mención cuando no le introducimos alimentos sólidos a partir de los siete meses por miedo a que “mi hijo se atragante”, o porque “si se toma un puré estará más alimentado que si se toma un sólido”. O simplemente dando un puré para agilizar el tiempo de la comida.

También tenemos que tener presente que los niños pasan por momentos donde tienen menos apetito o porque su estómago no necesita una gran cantidad de comida. En este caso, si es necesario, reduciremos la cantidad para que el niño sea capaz de comérselo todo. Su autoestima se elevará  y su motivación será mayor.

Hay muchos factores por los que tu hijo no come, desde educativo hasta que simplemente no tiene hambre

Para enseñar buenos hábitos alimentarios debemos dejar que nuestro hijo comience a manipular la comida, despertando el interés por probar los alimentos. Cuando alguno de ellos lo rechace no tenemos que quitarlo de la mesa o sustituirlo por otro que nuestro hijo decida. Seguimos presentándolo  en el plato hasta que llegue ese día que lo pruebe y le guste, porque la principal vía de aprendizaje es la percepción de la vista y luego muestran interés por saber cómo sabe.

A los niños les gusta comer y nosotros como padres tenemos que enseñar este hábito con perseverancia. Y con paciencia. ¡Ánimo! ¡Se puede!


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