Hijos sostenibles: compasivos y de corazón grande 

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Educar a nuestros hijos en la generosidad y la sobriedad en la era de la inmediatez ¿Es posible?

Hijos sostenibles: compasivos y de corazón grande
Como padres, todos queremos lo mejor para nuestros hijos. ¿Quién no querría tener hijos sostenibles: compasivos y de corazón grande? Pero lo mejor no es lo inmediato, lo fácil, tener mucho, darles todo lo que pidan, en cada momento. Independientemente de la situación económica de la familia, nuestros hijos crecerán fuertes y felices, si desde que son pequeños vivimos en nuestro hogar la sobriedad y la generosidad en el día a día, con pequeñas acciones de la vida diaria y desde el propio hogar.  

¿Cómo vivir la virtud de la generosidad y la sobriedad en nuestra casa?

Para vivir y cultivar esta virtud es esencial el ejemplo de los padres. No sólo en lo que gastamos, sino en lo que vemos, en lo que escuchamos, en todo lo que hacemos, en cómo nos comportamos con los demás, en cómo hablamos, en cómo usamos por ejemplo el móvil en las horas de comida y de tiempo en familia. 

Vivir la virtus de la generosidad y sobriedad en casa

Nuestros hijos funcionan como unos pequeños espejos que imitan todo lo que hacemos. Si ellos nos ven comprando sin medida en cada momento, o no arreglando cosas que estén rotas y enseguida comprar nuevas, verán que lo normal es la cultura del usar y tirar.

En este sentido, la sobriedad y la generosidad están muy ligadas a la creatividad y a la cultura de la sostenibilidad. Podemos hacer cosas increíbles en nuestra casa con materiales que se hubieran tirado como telas de ropa antigua o piezas de objetos a los que dar una segunda vida. Con estas acciones, sencillamente inocentes y caseras, estamos educando a nuestros hijos en el valor de las cosas y en la cultura del esfuerzo, que les llevará de la mano a convertirse en personas generosas, que piensan en los demás. 

Generosidad

Es muy bonito ver en los hogares cómo los hijos aprenden a usar las cosas con cuidado, para que todos los miembros de la familia lo puedan utilizar. Con esto estaremos trabajando la generosidad de pensar en los demás cuando uso algo material y la sobriedad de no necesitar en cada momento algo distinto o algo nuevo que se haya lanzado en el mercado.

Padres y madres ansiosos 

Si nuestros hijos nos ven ansiosos por la última versión del robot de cocina o la última plataforma de vídeos o el último secador de pelo o la máscara ultrasónica antiarrugas, les estamos transmitiendo una ansiedad de tener cosas sin medida. De igual manera podemos adquirir estos productos de forma totalmente lícita y buena si no expresamos esa ansiedad por tener y acumular cosas. Es esencial enseñar a los niños que las cosas materiales hacen la vida más agradable y que nos ayudan a construir hogar, pero no por el hecho de tener y acumular más cosas o más ropa en el armario, nuestra vida será mejor o seremos más felices. 

Si experimentas la sobriedad en tu vida, serás más feliz 

Cuando un adulto experimenta el valor de la sobriedad en su vida, se da cuenta que es más libre y más feliz y que no necesita tantas cosas para vivir. Sin que nos demos cuenta nuestros hijos con ese espejo que llevan en sus corazones, aprenderán a valorar lo que tienen y a dar gracias.

La generosidad no se trata solo de hacer voluntariado, de ir a campos de trabajo o irse, muy lejos para ayudar a los demás,- que también-, sino que se puede vivir en casa con los hermanos y con las personas más cercanas a nuestra familia y amigos, en las situación más cotidianas del día día. 

Desde muy pequeños, es importante que los hijos valoren lo que tienen y no hacerles caprichosos, recompensándoles enseguida con pequeños gratificaciones inmediatas. No por la teoría de que tienen que crecer fuertes, sino para hacerles el día de mañana personas adultas que saben gestionar el fracaso y que saben responder a situaciones adversas sin miedo al sufrimiento. 

Sobriedad

Romper esquemas 

Vivir la sobriedad en la familia no quiere decir pasar calamidades o vivir una pobreza triste. Es vivir con lo justo sin que los hijos lo noten, y con verdadera alegría. La sobriedad es organizar cumpleaños con cabeza o Primeras Comuniones sin que se nos vaya de madre. La sobriedad no está reñida con la alegría, por ejemplo, de sorprender a tus hijos con  una merienda sorpresa o con algo que ellos no esperaban en ese momento, o que parece que no tocaba, como un viaje o una fiesta sin aparente motivo. 

Se trata de una labor constante del día a día que vamos forjando, casi sin darnos cuenta. Generosos en las tareas domésticas y los encargos que cada hijo tenga. Generosos al compartir una misma habitación. Generosos al compartir su tiempo ayudando a un amigo o a un hermano que necesita algo concreto. Generosos en definitiva en el día a día y sin hacer grandes cosas. Hijos compasivos con los demás. Con un corazón grande. Así queremos a nuestros hijos. ¡Ánimo! ¡Se puede! 

Hijos compasivos con los demás

Por Diana Pérez Camarasa, periodista experta en Educación y Familia en Attendis

Diana Pérez Camarasa, periodista experta en Educación y Familia en Attendis

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