Familias creativas

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La educación de la creatividad en el hogar

La creatividad es una cualidad cada vez más apreciada por los headhunters de las más importantes empresas multinacionales. La razón es sencilla: las personas creativas están en el origen de toda innovación, al ser capaces de dar soluciones a problemas que, a primera vista, parecen irresolubles.

Desde la publicación de la célebre obra de Edward de Bono, The use of lateral thinking, en 1967, diversas investigaciones han revelado que el pensamiento creativo no es necesariamente una cualidad innata; no es solo cuestión de genética. Más allá de la existencia de ciertas predisposiciones naturales, se trata de una capacidad que puede ser objeto de aprendizaje, ejercitación y perfeccionamiento. Y es la familia el entorno ideal para su adquisición.

Podemos definir la creatividad como la capacidad de proporcionar una solución original a una situación o problema determinados. El elemento innovador forma siempre parte de lo creativo. Pero no es suficiente que el resultado del proceso creativo sea algo nuevo; también debe ser valioso, adecuado a las circunstancias. Innovación y adecuación al entorno son, pues, los elementos clave del concepto “creatividad”. Las habilidades que se ponen en marcha con el llamado “pensamiento creativo” no solo están relacionadas con la actividad artística. También están en la base de la innovación en sectores tan diversos como la investigación científica, el diseño, la creación de empresas o los procesos de producción industrial.

Un entorno favorable

Especialistas como la doctora en Psicología Gabriella Krumm señalan que el contexto que rodea a una persona durante la infancia es decisivo para el desarrollo de la creatividad: “el papel de los padres es de suma relevancia en el desarrollo de la curiosidad infantil. Por otra parte la escuela, es un ámbito privilegiado para brindarle al niño y adolescente oportunidades para conocer los diferentes lenguajes artísticos”1. Así pues, familia y escuela son los escenarios básicos en los que debe llevarse a cabo la educación de esta capacidad.

Es cierto que algunas personas nacen con determinadas condiciones que les inclinan a desarrollar una personalidad creativa: autoconfianza, proactividad, flexibilidad, imaginación… Sin embargo, cualquier niño puede adquirir las estrategias de pensamiento creativo mediante el aprendizaje de los patrones adecuados. En su artículo “Creatividad e innovación. Una destreza adquirible”, la catedrática de la Universidad de Valencia Petra María Pérez Alonso-Geta afirma que “El ser humano es por naturaleza creativo, aunque tal posibilidad puede y debe ser cultivada. Crear es someter las operaciones mentales, la inteligencia, a un proyecto creador. (…) Se aprende a ser creativo o no, y todo lo que se aprende puede enseñarse”2.

Las claves del proceso creativo

Partiendo de esta premisa, Pérez Alonso-Geta hace un recorrido por la bibliografía especializada, para analizar los rasgos esenciales del proceso creativo. Un proceso que estaría relacionado con diversas capacidades, como el “pensamiento divergente”, la capacidad de escapar de la idea dominante sobre un determinado tema, o el pensamiento crítico; y con estrategias tales como el brainstorming, la analogía o las transformaciones imaginativas. Los especialistas inciden en la importancia que los “patrones de percepción” juegan en el hecho creativo. La mente humana, a lo largo de su desarrollo, va creando modelos, patrones, que le permiten dar un sentido a la realidad que percibe a través de los sentidos.

Estos modelos están fuertemente condicionados por la influencia de la socialización y la educación del individuo. El proceso creativo requiere, con frecuencia, romper con la inercia de estos patrones, crear “mapas” nuevos, que nos permitan ver la realidad de otra manera. En palabras de Edward de Bono, “Cambiar las percepciones, mirar de nuevo, para poder aportar soluciones nuevas, creativas, adaptadas al cambio”.

Actividades artísticas y creatividad

Aunque los procesos creativos se hallan en distintos tipos de operaciones mentales (como la resolución de problemas o la innovación), todos asociamos la creatividad con la práctica de actividades artísticas. Esta afirmación es algo más que una mera intuición: hay estudios que ponen de manifiesto mayores dosis de creatividad en niños que cultivan disciplinas artísticas.

Krumm, concluyó, tras evaluar a 300 escolares de entre 8 y 14 años, que “los niños que realizan actividades artísticas presentaron mayor originalidad, elaboración, innovación, intereses, curiosidad por el mundo y el ambiente, capacidad para identificar problemas, gusto por lo desconocido, flexibilidad de pensamiento, apertura a lo nuevo, independencia, así como aceptación social por parte de sus compañeros como niños creativos”3. Por tanto, el fomento de este tipo de actividades, ya sea en casa o mediante la asistencia a alguna actividad extraescolar, puede ser un buen punto de partida para favorecer el desarrollo de la creatividad de los hijos.

Ocio compartido por padres e hijos

Como cualquier otro aspecto formativo, la educación de la creatividad de los hijos requiere tiempo de dedicación por parte de los padres. No hay clases particulares ni páginas web que puedan suplir los momentos de calidad compartidos entre unos y otros. Tal como indica la Asociación Americana de Pediatría: “Los pediatras deberían recordar a los padres que los rasgos de carácter más útiles y valiosos en la preparación del niño para el éxito no proceden de las tareas académicas ni extracurriculares, sino de la confianza firme en el amor paterno, el ejemplo y la guía”4.

En este sentido, es clave aprovechar los tiempos de ocio, para que realmente se conviertan en una oportunidad de crecimiento y enriquecimiento para padres e hijos. Por tanto, lograr un clima de afecto y espontaneidad en torno a los niños sería el primer paso para favorecer su creatividad natural: debemos conseguir que los pequeños se sientan libres para expresar sus ideas sin temor al juicio negativo de un adulto.

Los especialistas señalan que la herramienta básica para educar a los hijos en la creatividad es estimular la formulación de preguntas. En los primeros años de la infancia, los niños presentan un interés natural hacia el conocimiento, que se traduce en el hecho de interrogar continuamente a sus padres acerca de todo lo que les rodea. Es importante que los padres no ahoguen esta curiosidad respondiendo con evasivas o manifestando cansancio. En su lugar, puede servir de pauta devolver la pregunta con otro interrogante que haga reflexionar al niño.

Flexibilidad

Uno de los paradigmas del pensamiento creativo es la flexibilidad. A lo largo de la historia, ha habido personalidades que han alcanzado grandes logros precisamente por cuestionar planteamientos que estaban firmemente asentados en la sociedad. La creatividad y la innovación requieren del presupuesto de que los cambios son posibles. Por eso es importante transmitir a los hijos cierta flexibilidad a la hora de hacer valoraciones sobre la resolución de problemas o la capacidad de mejora de una situación determinada.

La persona creativa no tiene una visión inmovilista de las cosas. Comentarios del tipo “esta es la única manera de hacerlo” o “este problema no tiene solución” pueden cristalizar en la mente del niño como patrones estáticos de percepción de la realidad, que juegan en contra de la creatividad.

Otro criterio que debe orientar la actuación de los padres en la educación de la creatividad es evitar reaccionar negativamente ante las ocurrencias imaginativas de los hijos. Un niño de cuatro años puede comentar a sus padres que quiere construirse una casa en el jardín. Si, en lugar de poner en evidencia dicha pretensión, los padres animan al pequeño a explicar cómo podría ser la casa y de qué modo la construiría, estarán aprovechando una oportunidad de desarrollar su capacidad descriptiva, su imaginación y su visión espacial.

El papel de las nuevas tecnologías

La tecnología puede ser una buena aliada en la educación de la creatividad. Pero, como toda herramienta, requiere de unos criterios de uso claros por parte de los padres. Hay que tener en cuenta que no todas las apps y videojuegos que se presentan como educativos realmente lo son. De hecho, ciertas formas de ocio tecnológico no favorecen el desarrollo de la creatividad, sino que más bien operan en sentido contrario. Recientemente, pensadores como el psicólogo Aric Sigman han sido muy críticos con la exposición de niños y adolescentes a las pantallas, denunciando “la peligrosa tendencia de usar la tecnología como niñera desde edades muy tempranas”5.

En efecto, el uso incontrolado de las redes sociales, así como determinados videojuegos, crean en la infancia una peligrosa dependencia, adormeciendo las facultades cognitivas y anulando la creatividad. Por el contrario, disciplinas como la robótica o el diseño asistido por ordenador, que ofrecen muchos centros educativos como materias extracurriculares desde la etapa de Educación Primaria, suponen un interesante estímulo de la capacidad de innovación y de resolución de problemas.

La programación de software es otro ámbito que en los últimos años se ha utilizado por parte de docentes y pedagogos como medio para desarrollar el pensamiento creativo de los niños. Iniciativas internacionales, como Hour of code, que tratan de promover el conocimiento de los lenguajes de programación por parte de los escolares, van en esta línea. El sitio web de esta organización ofrece numerosos recursos, como tutoriales y vídeos, para iniciar a los pequeños en el mundo del diseño y la creación de programas y aplicaciones.


1 Estilos Parentales y Creatividad en Niños Escolarizados. Gabriela Krumm, Jael Vargas-Rubilar y Silvana Gullón. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, 2012.
2 Creatividad e innovación. Una destreza adquirible. Petra María Pérez Alonso-Geta. Ediciones Universidad de Salamanca, 2009.
3 Actividades artísticas y creatividad en niños escolarizados argentinos. International Journal of Psychological Research, 2012.
4 Informe de la Asociación Americana de Pediatría, 2007.
5 “¡Sobredosis de pantallas!” Diario El Mundo. 22/05/2012.

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