Series…¿en serio?

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La televisión a la carta que nuestros hijos adolescentes consumen en el móvil

Cuando tú y yo éramos adolescentes tan solo había una televisión en cada casa y eran los padres los que decidían lo que se veía; eso nos llevó a ver cientos de películas del oeste, horas de documentales de TV2 o las noticias de mediodía en cada comida. Los productores de TV lanzaban cada temporada nuevas series y concursos familiares y todos esperábamos que llegara el martes para ver “Médico de familia” o el viernes para “el Juego de la Oca”. ¡Esto, hacía familia!

Ahora el escenario es bien distinto. En nuestras casas hay como mínimo dos televisores y casi un dispositivo más por miembro de la familia. Eso ha hecho que cada uno tenga la opción de ver lo que quiera y cuando quiera.

No voy a entrar a valorar el individualismo o la falta de generosidad que se alimenta con esto porque no es el objetivo de este artículo, pero sí resaltaré que es fácil encontrar hoy en nuestros hogares a nuestros hijos viendo sus series favoritas en su cuarto, tumbados en la cama con el iPad o el móvil sin control parental ninguno. Para facilitarlo, surgen cada vez con más fuerza plataformas como Netflix o Movistar + que permiten la llamada televisión a la carta.


Con este artículo pretendo que despertemos al hecho de que nuestros hijos ven series que no controlamos y, en el mejor de los casos, están viendo con nosotros algunas de ellas sin pararnos a reflexionar qué efecto tendrá sobre sus delicadas cabezas. No todo vale, la televisión no es inocua.

Y es que las circunstancias han cambiado y mucho.

Ante un nuevo entorno hace falta una nueva actitud.

Hace unos meses mi hermano me alertaba escandalizado de la edad recomendada en una serie de televisión que, en cierto sentido, le había resultado excesiva hasta para él, “Élite”. Una serie a la que no le faltan las drogas y un alto contenido erótico. Quizás tu hijo adolescente la ha visto. Lo que me resulta más contradictorio es el hecho de que mis propias alumnas me cuenten que debería ser para mayores de 18 pero que el argumento nunca atraería a ese público. Como esta hay otras muchas.

Desde entonces he prestado especial atención a la calificación de las series y películas que mis alumnas o yo misma vemos. La mayoría de ellas están calificadas como “no recomendada para menores de 12” pero sus argumentos (drogas, mafia, asesinatos, sexo, traición…) distan de ser los recomendables para dicha edad.

Las series y las películas también educan. ¿Quién queremos que eduque a nuestros hijos?

Con este artículo pretendo que despertemos al hecho de que nuestros hijos ven series que no controlamos y, en el mejor de los casos, están viendo con nosotros algunas de ellas sin pararnos a reflexionar qué efecto tendrá sobre sus delicadas cabezas. No todo vale, la televisión no es inocua.

¿Significa esto que debemos irnos a una isla desierta para que nuestros hijos lleven una vida analógica?

Rotundamente no.

¿Qué significa?

  • Que igual conviene que nos sentemos de vez en cuando con ellos a ver sus series o películas favoritas y, sin alterarnos, tratemos de ayudarles a analizar su contenido, los mensajes que transmite, las ideas o situaciones que se suponen normales y no lo son. Tan falso es el príncipe azul de “La bella durmiente” como el teórico amor incondicional del protagonista de “Tres metros sobre el cielo”.
  • Significa que no podemos seguir pensando que nuestros hijos de doce años siguen siendo niños a los que sólo les interesa jugar al balón o charlar con sus amigas. Destierra de tu cabeza la idea de que “tu hijo es aún muy inmaduro, un niño”, porque eso es lo que queremos todas las madres pero, afortunadamente, tu hijo estará en la media de su edad y hará cosas propias de su edad; una edad biológica que no se corresponde con la que tú viviste.
  • Que tenemos la oportunidad de saber qué le engancha, qué le interesa, para poder ofrecerle alternativas que consideremos más apropiadas, más formativas e igualmente divertidas. Que si hasta ahora no te habías parado a pensar que pasar un par de horas metido virtualmente en el mundo de las mafias, la droga, el terrorismo tiene un efecto sobre la idea que tu hijo se forma acerca del mundo, es momento de empezar a considerarlo. No es lo mismo tener 12 años que 17. No todos los hermanos pueden ver lo mismo.

¡Ánimo! Podemos estar cerca de nuestro hijo adolescente y aprovechar los momentos para ponernos al día; investigar qué lee, oye y ve.
Esta es una nueva oportunidad para acercarte a él.
Recuerda: “En educación siempre se está a tiempo”.

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