“Mi hijo no sabe estudiar”

Comparte

Mi hijo no sabe estudiar

Cómo fomentar el hábito de estudio en nuestros hijos 

El estudio es una parte esencial del desarrollo y educación de un niño. Fomentar buenos hábitos al estudiar desde una edad temprana, a partir de Educación Infantil y más en concreto, desde  1º de Primaria,  puede sentar las bases para el éxito académico y profesional en el futuro. 

Para lograr que un niño sea capaz de desarrollar un hábito de estudio debemos comenzar a trabajarlo desde que son pequeños. Un hábito se adquiere con la repetición constante de pequeñas acciones. Y en el caso del estudio, se encuentra totalmente relacionado con el trabajo en virtudes. 

Si un alumno que llega a Secundaria no ha trabajado las virtudes del esfuerzo, de la constancia, de la resiliencia, de la paciencia, de la responsabilidad, no podemos pedirle que de un día para otro sea capaz de vencer sus tendencias. 

Estas virtudes se trabajan en acciones pequeñas y concretas, como por ejemplo ceder el sitio a una persona, o ser capaz de renunciar a un pequeño capricho. En definitiva, vencer la pereza en pequeñas situaciones del día a día. Los niños que no están acostumbrados a estos ‘sacrificios’ difícilmente podrán adquirir un buen hábito al estudiar. 

La importancia de las virtudes desde pequeños 

Otro aspecto de gran importancia que podemos trabajar desde la primera infancia para que desarrollen de mayores un hábito de estudio es que tengan un cierto orden en su día a día. Ayuda mucho una casa en la que hay una rutina y un tiempo para todo, ya que el niño traslada eso a su vida. 

Es aconsejable que desde que están en los cursos de Educación Infantil dediquen un pequeño rato en casa para realizar trabajo personal. Puede ser hacer un dibujo, un rato de lectura, e incluso una pequeña ficha de trabajo. 

Técnicas de estudio

Incluso en las épocas de vacaciones es recomendable contar con un cierto orden en el horario, siempre sin agobios. De hecho, es la mejor forma de conseguir un buen descanso.   

De esta manera, les enseñamos a que el tiempo debe estar organizado, que hay un momento para cada cosa. Si trabajamos eso desde pequeños les estamos ayudando mucho en su lucha personal y en su madurez. Y una vez que el niño llegue a la adolescencia contará  con una mayor libertad para organizar su propio tiempo de ocio y de estudio. 

Los tiempos de descanso

En este sentido, debemos tener en cuenta que en la adquisición del hábito de estudio entra también en juego la organización de los descansos y la gestión del tiempo libre. 

En primer lugar, hay que tener claro que el tiempo con el móvil no es un momento de descanso, ya que los niños no descansan la mente frente a una pantalla. 

Los alumnos que realizan distintas actividades se organizan más eficientemente y les rinde el tiempo mucho mejor que un estudiante que cuenta con toda la tarde por delante. Son niños que manejan el tiempo con mayor responsabilidad, aprenden a gestionarlo y planificarlo. 

La planificación del tiempo

Otro consejo que solemos dar a nuestros alumnos para que planifiquen su tiempo de estudio es que se marquen pequeños objetivos. Nos encontramos con jóvenes a los que les cuesta mucho concentrarse y si el objetivo es estudiar un tema completo a lo largo de la tarde  es mucho más difícil. Sin embargo, si mi objetivo es que en los próximos diez minutos voy a finalizar el esquema de esta página, iré logrando pequeños pasos que me irán dando confianza y seguridad para seguir. 

El autoconocimiento

Es también muy importante que el alumno se conozca a sí mismo y sus puntos fuertes a la hora de estudiar. Hay quienes necesitan estar en movimiento, pasear por la habitación. Otros precisan tener un papel para escribir ideas, aunque luego ese papel vaya a ir a la basura… Hay quienes necesitan decir lo que están estudiando en alto, o aquellos que tienen memoria fotográfica. 

Aprender a estudiar

En las tutorías personales que realizamos en los colegios les ayudamos a conocer esos puntos fuertes y a poder planificar el estudio en función de la personalidad de cada uno y también de sus circunstancias familiares y personales. 

Se debe tener en cuenta en esta planificación que cada asignatura precisa una forma de estudiar distinta. No es lo mismo estudiar matemáticas que historia.. Y la persona que mejor puede aconsejarte es el profesor de la asignatura. 

Entra también en juego el proceso de reflexión. Cuando un estudiante ve que cierta estrategia no le está funcionando para una materia concreta, debe ser capaz de cambiar y adaptar su forma de estudio. Un alumno que mantiene en Bachillerato el mismo método de estudio que tenía en 1º de Secundaria no logra resultados. Por eso es imprescindible transmitir a los estudiantes que las técnicas de estudio deben ser dinámicas. 

En resumen, fomentar buenos hábitos de estudio en los hijos es un proceso que requiere paciencia, constancia y fortaleza. Tanto de los padres como de los hijos, y ya desde edades tempranas, con pequeños hábitos adaptados a su edad. De esta manera, serán capaces no solo de estudiar bien, sino de enfrentarse a situaciones  complejas y a tolerar la frustración sin dramas  y con la madurez que les corresponde a cada edad. 

Alumnos estudiando

Por Fátima Tovar Esparza, docente de Secundaria y Bachillerato del colegio Altaduna-Saladares de Attendis en Almería (Roquetas de Mar) 

Fátima Tovar Esparza, docente de Secundaria y Bachillerato del colegio Altaduna-Saladares de Attendis

Seguir leyendo