El verano: la mejor oportunidad para crecer como familia

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Aunque a muchos le parezca que el verano es un tiempo descontrolado, sin horarios y con el caos como norma general, las vacaciones pueden ser un tiempo maravilloso para estar con los nuestros. No solo se trata de compartir los días de playa, un viaje… Se puede crecer en familia en la playa o no. Se puede crecer en familia en un viaje a Bali. O no.  Se puede crecer en el pueblo. O no.  El lugar es lo de menos. Lo de más es crear espacios de tiempo compartidos y pensar como padres qué necesitan nuestros hijos y nuestra pareja para mejorar, para ser feliz.

No hará falta hacer cosas raras. La clave estará en aprovechar el tiempo de estar todos juntos: buscar espacios de conversación con ese hijo que nos necesita, compartir tiempos de ocio juntos, planes para toda la familia,  escucharnos más. Y estar más tiempo disponible para los demás miembros de nuestra familia.

Y es una regla que se adapta a todo tipo de familias y circunstancias. Da igual el nivel económico, la cercanía al mar, o las posibilidades que tengamos en nuestro entorno. El entorno es cierto que puede ayudar. Y mucho. Pero no es determinante.

Lo determinante será la ilusión y las ganas que tengamos de mejorar nuestro proyecto familiar, que por las limitaciones diarias, quizá durante el resto del año no podamos cuidar/mimar del todo como nos gustaría. Porque el día tiene 24 horas y hay que trabajar, atender las ocupaciones diarias, del hogar, la logística,  visitas médicas, etc…. pero más allá del vestir, de organizar, de ordenar, de comprar, nuestros hijos nos necesitan. Y nuestra pareja. Y qué mejor momento que las vacaciones para pararnos a pensar. Y para darnos.

Pararnos a pensar

En este mundo de prisas tenemos que parar. Y qué buen momento las vacaciones. Por supuesto para descansar físicamente, cambiar de aires y vivir un poco más despacio.  Y para cuidarnos. Pero también para reflexionar y echar la vista atrás y pensar si estamos viviendo la vida que queremos vivir. O si por el contrario, vivimos como máquinas que no van a ninguna parte.

Recordemos lo que nos llevó a formar una familia, nuestro proyecto familiar. ¿Cuántas horas pasas con tus hijos al día? ¿Estás con ellos, les dedicas tiempo o estás a su lado mientras haces mil cosas? ¿Y con tu cónyuge? Las necesidades materiales, por su urgencia e inmediatez siempre estarán superficialmente por encima de muchas prioridades. Pero no dejemos de lado que nos necesitan como padres. Como marido, como mujer.

Generar esos espacios de confianza con nuestros hijos y con nuestra pareja es también una labor que podemos trabajar durante el verano. Las comidas y tertulias en familia serán un momento inmejorable para crear ese clímax de confianza. Así, después será más fácil durante el curso generar esos espacios en los que poder conversar sobre lo que preocupa a nuestros hijos, y de esta manera ayudarles.

Espacios de confianza

Nuestros hijos se lo tienen que pasar en grande en su casa, con su familia. Disfrutar de verdad. Que una limonada con un pequeño aperitivo sea para ellos una fiesta. Un cine de verano, aunque sea casero. Un bizcocho recién hecho. Un chiste. Con ese clima estaremos generando de manera natural espacios para conversar. Y espacios también libres de pantallas.

Nuestros hijos nos tienen que ver desde que son muy pequeñitos sin el móvil constantemente. Seamos ejemplo para ellos y pensemos sobre nuestro uso. Que Instagram o Facebook no quiten tiempo a nuestra familia. Son dos redes maravillosas, pero equilibrar su uso es casi para malabaristas expertos…

La comunicación familiar crecerá y podremos descubrir nuevos hobbies, programar  salidas culturales, organizar juntos un viaje, caminar juntos, o quedarnos en casa y organizar el verano a gusto de todos. Visitas familiares, noches de cine, peli y palomitas, tardes de piscina, ratos de lectura…Nuestros hijos tendrán el ejemplo de lo que hayan visto de pequeños.

Si organizamos comidas en familia sin la televisión de por medio, si comemos todos juntos a la misma hora…estaremos sentando las bases de nuestra propia familia. 

Equilibristas malabaristas

Somos los millenials de este siglo. Nuestro medio de comunicación son las redes sociales. Si queremos saber algo, lo preguntamos en la comunidad. Si no seguimos las tendencias… nos quedamos atrás… Pero dónde está el límite de su uso. Si ves los Stories de Instagram en bucle, como si de una serie se tratase, estás muy enganchado/a. Y puede que estés tan metido en ese bucle que hasta no seas consciente de que tienes a unos pequeños espectadores que no te quitan ojo: tus hijos. Aprovecha el verano para desconectar de las redes. Que tus hijos no te vean enganchado/a al móvil. Toma aire y respira. Ellos te lo agradecerán y tú también. Disfrutad de este tiempo para crecer juntos y para conversar mucho. No hace falta nada más: tiempo. Familia y tiempo.

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