Por José Fernández, docente y director de Puertoblanco- Montecalpe (Algeciras)
Un mini viaje, una cena, una quedada, un cine. Algo que os haga reconectar. Volver la mirada a aquello que os unió. Lo que os llevó hacia donde estáis ahora. El por qué de vuestro proyecto familiar. Aquella chispa que se encendió en aquel momento y que ahora por la rutina, las tareas y el cuidado de los hijos se encuentra como apagada. Todo lo que necesitáis para encenderla de nuevo es tiempo.
Me gustaría comenzar planteando la siguiente duda: Si alguien nos hiciese la pregunta: ¿Quieres ser feliz? Todos sabemos que la respuesta es evidente, ¿verdad?
Si después de esa pregunta nos dijesen: ¿Quieres que el amor junto a la persona con la que has decidido pasar el resto de tu vida perdure? Creo que, en este caso, la respuesta también podríamos decir que es evidente.
Como todos estamos de acuerdo con esto, ahora te voy a hacer una pregunta para que dediques unos segundos a pensarla: ¿podrías hacer algo más de lo que habitualmente haces para fortalecer esos cimientos en tu relación matrimonial, que sean capaces de aguantar cualquier tsunami que pueda llegar en un futuro más o menos lejano?
Multitud de respuestas
A esta pregunta, podríamos dar multitud de respuestas, estoy seguro. Pero una de las que en mayor número de ocasiones he descubierto que a los matrimonios les ha servido para fortalecer esos cimientos, es proponerse pasar tiempo juntos. Como estoy seguro de que me daréis la razón, de lo difícil que es esto una vez que a nuestra casa llegan esos pequeños seres llorones que no dejan de requerir atención continua, nos tendremos que planificar para, a lo largo del año, organizar, por lo menos, una escapada solos; y, si es posible, aumentar ese número en función de lo que nuestra economía y nuestra organización nos permitan.
En estas escapadas nos encontramos, de repente, con tiempo para disfrutar juntos. Para poder pensar en nosotros, en nuestra familia, en nuestros hijos… y en todas estas conversaciones que, por la velocidad del día a día, habitualmente nos cuesta tener como se deberían.. Sin darnos cuenta, tendremos tiempo para conversaciones más extensas, que darán lugar a una comunicación más eficaz, permitiendo escucharnos de una manera más activa.
¿Qué quiero, qué busco, hacia dónde me dirijo con la persona con la que comparto mi vida?
A veces puede suceder que nos dé miedo realizar esa pregunta, porque podamos sospechar una respuesta que nos genere más inquietud que tranquilidad; pero, si es así, hasta que no nos pongamos manos a la obra juntos, y afrontemos la realidad con ilusión y con ganas de avanzar, no lograremos subir el siguiente escalón del ascenso a nuestra felicidad.
Piensa en cómo es tu vida ahora
Si en tu caso, el tiempo ha podido enfriar esos gestos de cariño necesarios en la vida en común, ¡imagínate pasar unos cuantos días junto a la persona que quieres! ¿Crees que esto te puede ayudar? Imaginaos paseando después de una cena en un lugar algo más especial, o levantaros sin la ayuda de esos despertadores humanos que no entienden de tiempos.
Una ambientación en la que el tiempo está únicamente para disfrutar los dos sin nada de “ruido exterior”, y aprovechando para demostrar nuestro cariño de manera más consciente y “dirigida” a la persona que queremos.
Tiempo
Creo que es necesario tener presente esta idea, y es que nuestra felicidad pasa por buscar siempre la felicidad de nuestra mujer o de nuestro marido. ¡Qué mejor manera de hacerlo que buscar momentos para dedicárselos por completo! Es más, si estamos pasando una mala racha, y nos damos cuenta de que nuestro matrimonio está algo distante, estas escapadas pueden ayudarnos a superar momentos matrimoniales de cierta rutina o monotonía.
¿Por qué digo esto? Porque a todos nos gusta realizar actividades distintas a esas que no podemos hacer habitualmente, que nos sacan de la rutina y nos hacen pasarlo fenomenal. Si sucede esto, seguro que al volver pensaréis: ¿Cuándo repetiremos? Habrá entonces que replantearse hacer esos planes que os gustaba realizar cuando erais novios, cuando las obligaciones de la vida no eran tan absorbentes.
Tener tiempo para mirarnos a los ojos en una terraza tranquila, pasear de la mano… Revivir juntos esos buenos momentos ayudan a mantener la viva la ilusión. De la misma manera que también nos ayudará a conseguir intensidad y energía para reencaminar una relación en el caso de que no esté pasando por sus mejores momentos.