La frustración se aprende

Comparte

Cómo enseñar a nuestros hijos a aceptar la derrota y alegrarse de las victorias ajenas 

Alumnos de distintos equipos jugando al fútbol

En un mundo competitivo como el de hoy, saber perder es todo un arte. Y un arte que debemos enseñar a nuestros hijos. Hijos entrenados en la frustración: En saber que aunque te decidas por querer algo en la vida, o llegar a una meta, puede que no salga como esperabas. Y no pasa nada. La vida sigue. Frases como “Todo lo que te propongas lo conseguirás”, puede que sí o puede que no. Tenemos en  nuestra mano educar hijos fuertes que se mantengan en pie aún si el viento sopla en contra. Solo así el día de mañana serán adultos equilibrados y emocionalmente sanos.

Sábado a las 9.00 h. Partido de fútbol de Pepe, el mediano. Las gradas llenas de padres que se desgañitan gritando y perdiendo los papeles por la falta que ha pitado el árbitro, o por ese pitido que pone en jaque la jugada de su hijo. Padres e hijos que se pelean con sus compañeros ¿Queremos hijos competitivos que consigan la victoria “a toda costa”? ¿Queremos hijos egoístas y envidiosos  que no se alegren de las victorias de sus compañeros y amigos? Tranquilos, tiene arreglo.

La frustración y saber perder también se entrenan. Como todo en la vida. Y los padres somos el ejemplo con el que nuestros hijos pueden aprender. ¿Me alegro yo de los éxitos de mis compañeros? ¿Me alegro cuando se van de viaje? ¿Sufro con los demás y celebro sus victorias? Si la respuesta es sí, estás en condiciones de enseñar a tus hijos a saber frustrarse, aceptar la derrota y celebrar la victoria.

Entender la importancia de saber perder y estar en paz con la derrota es crucial en nuestro desarrollo como individuos resilientes y compasivos. Y es una misión de los padres enseñar a los hijos a manejar estas situaciones, para que tengan las herramientas necesarias para gestionar todas las circunstancias y “envites” que trae la vida sin avisar. 

La habilidad para manejar la derrota de manera saludable es fundamental en todos los aspectos de la vida, desde el ámbito profesional hasta el personal. Reconocer y aceptar la derrota nos enseña humildad, nos mantiene conectados con la realidad de nuestras limitaciones y nos abre puertas al aprendizaje y al crecimiento personal. Además, al enfrentar las derrotas con gracia, se fomenta la resiliencia, esa capacidad de recuperarse frente a la adversidad y seguir adelante.

Juegos de mesa: el entrenamiento para aceptar la derrota

Juegos de mesa en familia

Una idea muy asequible y al alcance de todas las familias para entrenar la derrota y que nuestros hijos tengan un “buen perder” es disponer en casa de un lugar, rincón o mueble que albergue juegos de mesa. Los que más gusten a la familia y a los niños. Parchís, juego de la oca, tres en raya, cartas… Juegos de toda la vida. En los que los hijos aprendan a esperar su turno, a ser paciente, a entrenar la amarga derrota, alegrarse de los logros y los méritos del otro, a aceptar perder varias veces seguidas…etc.

Si jugamos en familia sabremos cómo reacciona cada hijo en las distintas situaciones que se presenten en el juego, y tendremos la oportunidad de reconducir su respuesta o comportamiento: gritos, “pegar a algún hermano”, enfados, rabietas, etc. 

Estar en paz con la derrota implica un proceso de introspección y aceptación. Significa entender que la derrota es parte del proceso de vivir y que cada fracaso nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre nuestras acciones, aprender de ellas y mejorar como personas. La paz viene con la aceptación de que no todo en la vida está bajo nuestro control, pero sí cómo respondemos a lo que nos sucede.

Estrategias para manejar la derrota y estar en paz

La frustración se aprende

1. Aceptación: el primer paso para manejar la derrota es reconocerla y aceptarla. Negar o ignorar la derrota sólo conduce a más frustración y dolor.

2. Reflexión constructiva: una vez aceptada la derrota es crucial reflexionar sobre ella de manera constructiva. Analiza qué lecciones puedes aprender y cómo puedes mejorar en el futuro.

3. Autocompasión: sé amable contigo mismo. La autocrítica excesiva solo aumenta el dolor y retrasa el proceso de recuperación.

4. Proponte nuevas metas: La derrota puede ser un punto de partida para establecer nuevos objetivos más realistas o ajustar los existentes.

5. Busca apoyo: compartir tus experiencias y emociones con amigos, familiares o profesionales puede proporcionarte una perspectiva diferente y aliviar el peso emocional de la derrota.

7 tips para entrenar en nuestros hijos la tolerancia a la frustración 

1. Desarrollo de la resiliencia: ayuda a los niños a desarrollar resiliencia, la capacidad de recuperarse de los contratiempos y persistir ante los desafíos. La resiliencia es una habilidad crucial para navegar por las dificultades de la vida.

2. Autonomía y solución de problemas: aprender a manejar la frustración enseña a los niños a ser más autónomos y a buscar soluciones a sus problemas en lugar de rendirse ante el primer obstáculo.

3. Regulación emocional: el manejo de la frustración es esencial para la regulación emocional. Los niños que aprenden a lidiar con la frustración de manera saludable son menos propensos a expresar sus emociones de manera negativa o destructiva.

4. Persistencia y determinación: enseñar a los niños a manejar la frustración fomenta la persistencia y la determinación. Aprenden el valor del esfuerzo y la importancia de no rendirse fácilmente.

5. Relaciones saludables: la capacidad de manejar la frustración también es importante para las relaciones saludables. Los niños que entienden y pueden lidiar con la frustración son más capaces de resolver conflictos y menos propensos a reaccionar de manera excesiva ante las decepciones.

6. Éxito a largo plazo: la habilidad para enfrentar y superar la frustración está vinculada con el éxito a largo plazo en diferentes aspectos de la vida, incluyendo la educación, el trabajo y las relaciones personales.

7. Salud mental: manejar la frustración de manera efectiva puede prevenir problemas de salud mental como la ansiedad y la depresión, al enseñar a los niños a lidiar con sus emociones de manera constructiva.

¿Premiar para motivar?

Seguir leyendo