¿Debemos ayudar a nuestros hijos a hacer sus deberes?

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Los deberes se han convertido en materia de debate en la sociedad actual. Hay un sector bastante crítico con su conveniencia, que defiende el tiempo libre y de ocio del niño. Otra parte defiende, sin embargo, la necesidad de ese desempeño en casa, para crear hábitos en el estudiante y ofrecerle un refuerzo académico.

Alumnos que necesitan una ayuda al llegar a casa

Cada alumno y cada familia son diferentes

La conveniencia de que el niño sea ayudado por sus padres, dependerá primero de las características individuales de cada niño. Dependerá también en gran medida del tiempo disponible de la familia y de la formación de sus padres. Y por último de las recomendaciones objetivas de su tutor. Como apuntábamos anteriormente, no todos los niños tienen las mismas necesidades. Hay alumnos que por sí solos son capaces de resolver sus dudas, otros que deben ser apoyados en alguna cuestión que no entiendan y algunos que dependen absolutamente de la ayuda que debemos ofrecerles.

Programar la tarea

Respetar las fechas y cumplir horarios

Como lo que se pretende fundamentalmente con los deberes es que el niño consiga unos hábitos de trabajo fuera del ámbito escolar, estos no deben de ocupar un tiempo excesivo.

Los deberes tienen que programarse en tiempos distintos según los niveles a los que van destinados. Habrá diferentes tiempos para las diferentes etapas.

Por último, hay que tener en cuenta la hora de comienzo y la hora de finalización. Otro error común es el de darle todo el tiempo del mundo. Debemos enseñarles a cumplir  los plazos y fechas establecidas.

Los padres no tienen deberes

No te conviertas en el profesor particular de tu hijo

No es necesario ocupar el lugar de tu hijo y realizar absolutamente todas sus tareas buscando la exactitud de las mismas. Tampoco es necesario volver a dar las clases como si el niño no hubiera estado en clase. Sería un error transmitirle al niño que no hace falta atender en clase porque después se lo explicaremos o haremos nosotros. Quizá es suficiente con darle confianza,  ayudándole de forma puntual e indicando al tutor cuando hay una dificultad importante. La ayuda familiar se enfoca como algo puntual. Le debemos enseñar a  tener confianza y a ser sinceros con sus necesidades.

La tarea para casa, está  relacionada con lo programado en el aula. Que el niño demande más o menos ayuda y el volumen de trabajo puede depender en gran medida del rendimiento del alumno en el aula. Se debe animar al niño para que optimice su rendimiento durante las clases y aproveche su estancia en el Colegio.

La confianza en los hijos y en sus capacidades les hace sentirse más seguros y más capaces al enfrentarse con sus deberes. También acompañándoles en la lectura, tan importante a cualquier edad, puede hacer del momento algo familiar y enriquecedor para todos.

Para terminar, cabe subrayar que los deberes nunca deben ser una carga familiar, ni un calvario para los niños. Hoy es posible, con los recursos digitales y con las metodologías innovadoras, proponer deberes atractivos y variados.

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