«Con los hijos nunca se debe tirar la toalla»

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Reproducimos por interés una entrevista a Tomás Malmierca que se publicó en el número 11 de la Revista Signos.

Tomás Malmierca cuenta con una amplia y reconocida experiencia en el ámbito del asesoramiento familiar. Es pedagogo y director técnico de la Asociación Fert, una institución pionera en la organización de actividades y cursos de orientación familiar. Con su amabilidad característica, el profesor Malmierca ha respondido a las cuestiones que la revista Signos le ha planteado, relativas a la educación de los hijos en edad adolescente.

Usted ha recorrido España impartiendo conferencias sobre la adolescencia, ¿cuál cree que son los problemas más recurrentes con los que se enfrentan los padres que tienen hijos en estas edades?

Pues son variados y suelen estar en función de la habilidad que hayan tenido esos padres para educar a sus hijos en las etapas anteriores. No obstante, si se trata de generalizar, indudablemente el problema más preocupante al que se enfrentan muchos matrimonios con hijos en esta etapa es el de ver si algunas influencias del ambiente pueden más que los valores que ellos han vivido en sus hogares y han intentado transmitir a sus hijos.

Verdaderamente, en muchas ocasiones la publicidad, la televisión, la movida, etc., ejercen una influencia muy negativa sobre los adolescentes; ¿hay alguna manera de “vacunar” a los hijos para que no sean tan permeables a esta presión?

Por supuesto que buenos planteamientos educativos sí que los hay, pero antes de comentarlos quiero dejar claro que si nuestros hijos son chicos normales, necesariamente se verán atraídos por las modas, los modelos y los movimientos sociales de su tiempo, y habrá que animarles a que así lo hagan, y si saben apreciar lo banal, ¡alabárselo!, pues no todo será malo ni criticable. Aunque muchos de esos comportamientos o modelos no se parezcan en nada a los que nosotros vivimos.

Lo que tendremos que conseguir es mantener con ellos un nivel de comunicación lo suficientemente fluido que nos permita hablar de esas tendencias y de esos modelos, sabiendo contrastarlos y analizarlos. Más que a modo de “vacuna”, como constante y perseverante actitud educativa y de cariño, nunca se debe “tirar la toalla”, aun a riesgo de parecer pesados.

Para que se forjen una buena personalidad habrá que mantener la claridad, y en algunas pocas ocasiones la firmeza, en los valores y principios que vivimos y que les hemos hecho vivir… y en alguna medida, descubrir. Si han visto que eso no ha sido fachada, ni imposiciones sin sentido, sino convicciones profundas y amor hacia ellos, tamizarán esas nuevas modas y los comportamientos de su generación en función de esos valores recibidos y vividos que han visto atractivos en la vida de sus padres.

La rebeldía propia de los adolescentes es fuente de conflictos y rupturas de la convivencia en el hogar, ¿qué aconsejaría a los padres que tratan de mantener la paz familiar y la buena comunicación con los hijos?

Aunque siempre es recuperable, hemos de tener claro que los fundamentos de una buena comunicación con los hijos se consolidan en la primera y segunda infancia, porque ésta está íntimamente relacionada con el apego. No obstante, si lo padres, que son los adultos, saben comportarse como tales, siempre alcanzarán acuerdos y pactos con sus hijos adolescentes que ayudarán a que se alcance un poco de sosiego en la vida familiar.Pero sobre la paz habría mucho que comentar, porque ésta es más bien fruto de la lucha que de declinar la confrontación.

Si teniendo hijos adolescentes nuestra casa fuese un remanso de paz, yo diría que no somos normales o que no se está dando un auténtico proceso educativo; lo propio es que haya pequeñas peleas y discusiones. Si éstas se dan con respeto y sentido común, además de educar, no tienen porqué provocar rupturas en la convivencia familiar. A mi me gusta decirles a los padres que tienen que convencerse de que los periodos de crisis adolescente son necesarios para poder crecer con personalidad.

A veces los adolescentes se quejan porque los padres se entrometen en sus vidas y no les dan la independencia que necesitan. Según su experiencia, ¿qué hay de cierto en esta afirmación?

Muchas veces los adolescentes confunden esa independencia que en alguna medida por la edad les deberá ser propia, con el: “déjame en paz que haga lo que me dé la gana”. Hay que hacerles ver que eso no es así, que los padres tenemos la obligación de ser fieles a nuestros principios y a mantenerlos en y con todos los que están bajo nuestra tutela y en nuestro hogar.

Ahora bien, lo que nunca deben hacer algunas  madres ni algunos padres es intentar penetrar, e incluso a veces con malas maneras, en la intimidad de los hijos, y en muchas ocasiones por el miedo a la poca consistencia de los valores transmitidos. Todavía dependen en muchas cosas de nosotros, pero su intimidad es inalienable. Si les enseñamos que confiamos en ellos y respetamos sus decisiones, les estaremos enseñando a ser verdaderamente libres y dueños de sus acciones.

Muchos afirman que detrás de unos hijos conflictivos hay una relación matrimonial deteriorada. En España se producen más de 50.000 divorcios al año, ¿cuál diría que es la clave para mantener vivo el amor en el matrimonio?

No siempre es así, aunque indudable existe una mediana correlación en el tema, ya que quien no ha recibido bien el amor y el cariño por parte de quien más lo debía recibir, va quedando mermado y a veces imposibilitado en su capacidad de amar. Desgraciadamente es muy elevado el número de divorcios y separaciones en España, pero a mí me gusta hacerles a los padres otra reflexión: mientras unos cuantos miles se separan, cada año, varios millones de parejas, entre los ocho y nueve millones que hay de hogares españoles, deciden serse fieles.

¡Y así en casi todo el mundo! Son millones y millones de hombres y mujeres los que deciden diariamente construir su hogar y mantenerlo a “toda costa”. Y eso que saben que sus sacrificios, sus esfuerzos y sus desvelos no serán nunca portada o motivo de estadística en algún medio de comunicación.

Mantener el amor matrimonial “vivo” es sencillo y complejo al mismo tiempo, hoy existen maravillosos cursos para matrimonios que nos ayudan a mejorar, pero le repito, con cariño y sentido común se alcanzan muchos logros y el hecho de que existan millones de hogares que, con sus carencias y aciertos, son auténticas forjas para el crecimiento humano, es una muestra del talento que los hombres y las mujeres tenemos para amar.

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