Es sin duda una de nuestras metas o el objetivo más perseguido por todos los que somos padres y educadores. Seguro que en alguna ocasión habremos dicho en tutoría: “a mi hijo no le gusta leer, pero me encantaría que leyera un poco más” y en respuesta nos animaban recordándonos sus innumerables beneficios para favorecer la concentración, la comprensión, el vocabulario, la ortografía…
Si estamos en esta situación, vamos a proponer algunas claves para intentar que esto cambie.
Todo son beneficios
En primer lugar debemos recordar que la lectura es una actividad intelectual propia de los seres humanos de las más útiles e importantes que podemos realizar a lo largo de nuestra vida por ser fuente de enriquecimiento cognitivo ya que fortalece y crea nuevas conexiones en el cerebro. También sabemos que la lectura no solo favorece el nivel académico de nuestros hijos sino que además les hace crecer en el ámbito personal y en su futuro éxito profesional mejorando su concentración, creatividad e imaginación.
Hoy en día encontramos situaciones en las que parece que el promedio de atención de nuestros hijos cada vez es más bajo, sin embargo; a medida que un niño lee con más frecuencia desarrolla una capacidad de concentración durante un periodo de tiempo más largo evitando que se disperse. De este modo su capacidad de atención irá progresando gradualmente mientras acumula historias y libros en su mente. Además el hecho de empezar y terminar una tarea , como el de la lectura que tenga entre manos, le motivará y le ayudará a crear el hábito.
Entre los beneficios mencionados no podemos olvidar la ayuda que supone la lectura en el desarrollo del lenguaje a cualquier edad. Un niño que lee redunda en su expresión oral y escrita además de tener más facilidad para exponer su pensamiento y ayudarle en su propia reflexión.
Compartir lectura con nuestros hijos
El ejemplo es la mejor herramienta educativa con que cuenta nuestra familia, por eso si queremos que nuestros hijos lean tendremos que compartir ratos de lectura con ellos. No debemos obligarles si no queremos que huyan de la lectura en sentido totalmente opuesto, pero es bueno que nos vean leer, que en casa haya libros o de lo contrario les resultará raro que se lo recomendemos si no ven en nosotros un referente lector.
En una primera etapa de 1 a 4 años podemos disfrutar de la lectura contándoles o leyendo historias y cuentos a los más pequeños de la casa. Primero empezaremos con cuentos de imágenes grandes, dinámicos y poco texto que irán cambiando y complicándose en dificultad según las necesidades y ritmo de nuestros pequeños lectores. Merece la pena invertir este tiempo de lectura con nuestros hijos para afianzar y enriquecer lazos paterno filiales adentrándoles en nuevos y maravillosos mundos. ¡Es una actividad muy gratificante que además engancha!
En otras edades bastará con sentarnos a leer junto a ellos o ir la librería a comprar un libro juntos. Es en esos momentos cuando podemos aconsejarles sobre lecturas que puedan ser interesantes para su edad . En alguna ocasión sería bueno dejarles elegir un libro que les guste ya que si no terminan un libro, tal vez no sea por pereza o inconstancia, sino porque quizás nos hayamos equivocado en la elección.
Finalmente cuando tengamos dudas sobre temas o títulos, siempre podremos acudir a sus profesores o tutores que conocen bien sus gustos y las lecturas más apropiada para cada edad.
Y da igual que sea en e-book o en papel, siempre que les fomente el placer por leer.
Reto lector familiar
Por último, quería compartir un reto que estaba pensando poner en práctica en clase y que puede venir bien a toda la familia para ayudar a retomar el hábito de lectura de nuestros hijos si lo tenían algo olvidado. Se puede plantear como un juego lector familiar, puesto que en algunas edades esto tiene mucho tirón, animando y retando así a nuestros hijos a:
- Leer un libro que tengamos en casa y que no nos hayamos leído nunca.
- Leer un libro que hayamos empezado y que por algún motivo tuvimos que dejar a medias.
- Leer un libro cuya película después podáis ver en familia.
- Leer un libro de un clásico adaptado a su edad mientras que nosotros nos leemos el original.
- Leer un libro de aventuras o viajes.
- Leer un libro en otro idioma…
¿Aceptamos el reto?