Cómo transmitir a nuestros hijos el valor del agradecimiento
Por Rosa Serrano, directora de la sede de Monaita, del colegio Monaita-Mulhacén (Granada)
No todo lo que enseñamos a nuestros hijos se coloca en el mismo nivel. Toda educación busca, “enseñar a ser”. Lo cual implica que los hijos adquieran una serie de conocimientos a nivel teórico; luego, una serie de habilidades prácticas; pero, sobre todo, hay que enseñarles a que sepan orientar su corazón hacia los valores más importantes. Es importante que aprenda a sumar, a leer, a hablar en público. Pero es importante, sobre todo, que aprendan a vivir con unos valores, pues es en ellos donde estará su “medida” como ser humano.
Los valores familiares son los primeros que aprenderá nuestro hijo. La responsabilidad que tenemos los padres en la transmisión de estos valores es crucial. Los valores no se transmiten a través de los genes, sino con el ejemplo de nuestro comportamiento en el día a día, en aquello que los hijos observan hacer a sus padres.
Esta tarea de educar en valores debe llevarse a cabo con el apoyo mutuo y la sintonía entre los dos agentes educativos: padres y profesores. Ambos somos el modelo principal para los hijos. Habrá que reflexionar sobre el ejemplo que les estamos dando con nuestra forma de actuar: ser padre y madre, ser su profesor, nos obliga a ser mejores personas.
La capacidad de agradecer
Una de las cualidades que manifiesta más claramente la madurez y la calidad humana de una persona es su capacidad de agradecer.
Con frecuencia tenemos mejor memoria para nuestras necesidades y carencias que para nuestros bienes. Vivimos pendientes de lo que nos falta y nos fijamos poco en lo que tenemos. Hay personas que tienen una sensibilidad excesiva para las cosas negativas: llevan una cuenta detallada de los desastres que han sucedido en su vida, se lamentan sin cesar por su suerte. Es un error, un modo equivocado de enfocar la vida.
La gratitud es la memoria del alma. Es grandeza de espíritu. Y nuestro mundo necesita una buena dosis de gratitud y un poco menos de reivindicaciones.
Hay muchas cosas maravillosas que se dan diariamente a nuestro alrededor y a las que no damos importancia porque nos hemos acostumbrado a ellas. La gratitud nos moverá a valorar lo que tenemos y no a enumerar lo que nos falta. Agradecer lo que se tiene y lo que se ha recibido debería ser una actitud inteligente y positiva ante la vida. .La clave está en entender que lo que nos mejora como personas no es el exigir sino el agradecer.
Algo va mal si…..
- Los hijos se sienten merecedores de todo
- sienten que tienen el derecho de exigir sin dar nada a cambio ni agradecer por lo que se les da.
- Se atribuyen por completo los beneficios que obtienen y omiten la ayuda que recibieron de los demás para poder lograrlos.
- Creen muy a menudo ser sujetos de derechos. Todo lo que los demás hacen por ellos, creen que es su obligación.
- Siempre están insatisfechos.
8 claves para transmitir el valor de la gratitud
- Ayudar a nuestros hijos y alumnos a dar gracias por lo que se tiene y por lo que se es, en lugar de lamentarse por lo que no se tiene.
- Lograr en ellos que vivan la gratitud como una actitud habitual en el trato con los demás. Ser agradecidos con toda la gente.
- Enseñarles a aprender a disfrutar de todas las cosas y situaciones de la vida, aunque sean pequeñas, y agradecer hasta lo más nimio.
- Hacerles ver que ser agradecidos, nos ayuda a hacer felices a los demás. Un gracias y una sonrisa puede cambiar el día de quien lo recibe.
- Explicarles que la gratitud lleva a que la convivencia sea más grata , y la falta de gratitud produce sentimientos de infelicidad.
- Darles ejemplo sobre cómo la gratitud se debe expresar con palabras, gestos, y acciones a todos aquellos que, por tenerlos cerca, nos olvidamos de agradecerles lo que hacen por nosotros. Que se acostumbren a tener detalles con los demás: una chuche, una nota, etc.
- Ayudarles a ver lo mejor en los demás. Será posible si tienen los ojos bien abiertos y el corazón despierto para descubrir los miles de gestos que nos brindan los demás a todas horas.
- El agradecimiento tiende puentes, afianza amistades, evita malos entendidos, y por todo ello el agradecimiento engrandece toda relación. Es un buen truco para mejorar las relaciones de amistad.
La clave está en entender que lo que nos mejora como personas no es el exigir sino el agradecer.
Para hacer autoevaluación
Donde hay una persona agradecida se sonríe. Estas personas son portadores de energía positiva, tienen gran capacidad de empatizar en las relaciones sociales. Son personas sinceras y esencialmente sanas.
Así como “el movimiento se demuestra andando, el agradecimiento se demuestra siendo agradecido”. Preciosa tarea para con nuestras familias. Una última tarea: ¿Cómo llevas lo de.. “Si das, olvídalo. Si recibes, recuérdalo”
La gratitud es un valor propio de almas grandes. La gratitud es la memoria del alma. Es grandeza de espíritu. Y nuestro mundo necesita una buena dosis de gratitud y un poco menos de reivindicaciones. ¡Ánimo!! Entre todos lo podemos conseguir …..¡GRACIAS!