Desconectar para conectar

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La gestión de las redes sociales en las familias y cómo usarlas sin morir en el intento.

Son las ocho de la mañana. Nacho, de tres años, maneja YouTube como nadie. Le encanta desayunar viendo un bucle de anuncios de unos conocidos muñecos para niños. A la vez, papá wasapea mientras consulta su perfil en Linkedin. Mamá comenta la foto de Nuria en Facebook y sube a Instagram las imágenes que le pidieron en el trabajo. Mientras, Jorge juega online con sus amigos.

La sociedad, la comunicación y la forma de consumir productos multimedia cambian vertiginosamente. La familia no puede quedarse atrás y los padres deben subirse al barco de las redes sociales, con la difícil tarea de gestionar debidamente la sobreinformación que reciben y acompañar a los hijos en su andadura digital, como en cualquier otro ámbito de su vida.

“Comienza el día con 47 wasap de nueve grupos, cinco comentarios en Facebook y tres solicitudes de amistad, tres tuits, 20 correos electrónicos, cinco actualizaciones pendientes y acaban de agregarme a otro grupo de whatsapp…”. Este puede ser el comienzo online del día de cualquier persona.

Con este ritmo agotador de sobreinformación muchos padres y madres comienzan su jornada diaria, en el trabajo, en casa, en su ocupación habitual. “Y lo peor, es que cuando termina la jornada seguimos con el mismo panorama de whatsapp y de canales de información que nos abruman y nos vienen por todas las direcciones“, comenta Gema, abogada y madre de tres hijos de corta edad, y preocupada por la intrusión de las redes en los hogares. “Saber gestionar esta información y, a la vez, saber guiar a nuestros hijos, es una tarea para la que tenemos que estar muy preparados y formados”, añade.

Los colegios Attendis, conscientes de la preocupación de los padres por la formación de sus hijos, cuentan desde 2010 con una veintena de profesores con el título de “Digital trainers”, en continua formación y en la vanguardia educativa de la tecnología.

Y es que el 81% de los internautas en edades comprendidas entre los 16 y 55 años utilizan redes sociales, lo que representa más de 15 millones de usuarios en nuestro país, según el Estudio Anual de Redes Sociales 2016, elaborado por la asociación de publicidad, marketing y comunicación digital IAB Spain. Y un dato a tener en cuenta: El 88% de los españoles tiene WhatsApp y lo consulta cinco horas a la semana, según este estudio, lo que se traduce en 45 minutos al día.

Otro estudio realizado en 2015 por la Universidad Internacional de Valencia (VIU), recoge que España lidera el ranking mundial en uso de redes sociales, con una tasa del 47%, que se traduce en dos horas diarias de conexión, desde un dispositivo móvil.

Así se desprende de un trabajo de revisión científica realizado por María Dolores Moreno, experta en Edu-comunicación y coordinadora del Grado de Educación Infantil de la VIU. Esta propuesta defiende “la necesidad de humanizar la conectividad mediada por las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) y recuperar la concepción clásica de ocio, familia e interacción personal”.

Más conversaciones y menos pantallas

En esta misma línea, Gustavo Entrala, CEO, periodista y socio fundador de la agencia de publicidad 101, destaca que “hay que emplear más tiempo en mirar a los ojos que a las pantallas. Un poquito menos de pantalla y un poquito más de conversación”. “Lo que parece una cosa inocente, como mirar el whatsapp mientras cenamos, antes de acostarnos, jugar al candy crush, hace que la primera víctima del uso de la tecnología sea la atención que reciben los hijos”. En su conferencia “Mamá, deja ya el Candy Crush”, pronunciada en el II Encuentro Alumni Attendis en Marbella, Entrala comentaba: “Muchos padres me preguntan que a qué edad hay que comprarle a un niño el móvil, o a qué edad debe estar en Instagram. No hay una sola receta para esto. Depende del proyecto de familia que se tenga. Todo depende de cómo los padres usan las tecnologías y las redes sociales”.

Cada familia debe tener un plan de uso de la tecnología, con unos horarios distintos en semana y fines de semana: “La solución no es poner un muro en casa. Porque cuando las familias desconectan, ellos conectan”. Entrala, en su discurso sobre “re-educación tecnológica de los padres” insta a las familias a pensar y planear actividades con sus hijos relacionadas con las rrss: “Podemos hacer algo positivo con la tecnología. Aprender algo juntos. Utilizar una red para hacer cosas y jugar con nuestros hijos”.

“Acompañarles en el mundo de la tecnología, pero yendo por delante. Sin tabúes. Conversando para formar personitas”. Entrala también alude a incentivar los días y las tardes en las que la familia está desconectada y libre de toda tecnología y a asociar esos momentos con aventuras y planes apetecibles y emocionantes para los hijos.

Los adolescentes y las redes sociales: Educar desde el ejemplo

Los adolescentes y las redes sociales: Educar desde el ejemplo

En su discurso, Gustavo Entrala se refiere a los adolescentes como “personas que hacen cosas para compartirlas en las redes sociales. No las viven en sí. Viven cosas para contarlas”. Refiriéndose a esto, puntualizaba: “Es difícil vivir una vida plena con estímulos que no son humanos”.

Por su parte, Mila Rodríguez, docente del colegio Adharaz (Sevilla), experta en redes sociales y Trainer de Interaxion Group, una institución internacional dedicada a la formación de adolescentes en el buen uso de las TIC, puntualiza: “Tenemos que educar a nuestros hijos en estilos de vida online, como la hacemos offline. La vida digital es real, no es imaginaria, las elecciones virtuales impactan en la vida real”. Y añade: “Dejar esta responsabilidad en manos de otros, ya sean sus amigos, la tecnología o cualquier otro factor tiene sus consecuencias”.

Rodríguez explica de manera muy acertada que los conceptos de “vida virtual” y “vida real” son equivocados y provocan que se le reste importancia a los comportamientos digitales: “Un ejemplo frecuente es padres que no permiten que sus hijos se queden viendo un programa de TV hasta la una de la madrugada.

Sin embargo no controlan el uso que sus hijos hacen de los smartphone en sus habitaciones y el resultado es el mismo, los adolescentes chatean con sus amigos/as hasta altas horas de la madrugada”. Los adolescentes necesitan conocer dónde están los límites para forjar con confianza y seguridad su autonomía. No hacerlo supone abandonarlos a la deriva de su desconocimiento e inexperiencia provocando personalidades inseguras.

Este principio educativo es aplicable de idéntica forma en lo que concierne al desarrollo de la vida digital. “No tener miedo a ejercer de padres digitales, a establecer las normas, a monitorizar el uso de las RRSS de los hijos. Dejarlos solos  supondría una dejación de derechos que son deberes. Los hijos necesitan la orientación de los padres, sin excepciones, y no debe ser esta la socialización digital”, afirma Mila.

En este sentido, los expertos Fernando García y Xavier Bringué, autores del libro “Educar Hijos Interactivos”, apuntan: “Conseguir educar en el uso de nuevas tecnologías dentro del hogar supone que los padres vayan siempre por delante. (…) En educación, la primera exigencia es siempre para el que educa”.

La solución es la Comunicación

Los expertos en redes sociales y trainers educativos en este tema coinciden en que la solución es hablar con nuestros hijos y mantener la comunicación intrafamiliar. No aislarse y mostrarse participativos e interesados por los problemas y situaciones que les puedan presentar a los hijos y acompañarles en su andadura tecnológica: “Aceptar que el mundo digital es el mundo que nos ha tocado vivir y capacitarse para educar a los hijos en estilos de vida online maduros y responsables, independientemente de la afi nidad que tengamos con las nuevas tecnologías”, afirma Coral
Moreno, directora pedagógica de los colegios de Attendis.

Mercedes Prats, coordinadora de Orientación de los colegios Attendis, destaca: “Es fundamental conocer las redes sociales que usan
nuestros hijos, sus características, modos de funcionamiento, privacidad y riesgos.

Tener abierto un perfil en las rrss en las que están presentes los hijos menor de edad y saber usarlas”. Y añade: “Siempre podemos acudir a los expertos en el tema que muy probablemente haya en el centro educativo de nuestros hijos. Ellos sabrán orientarnos, por su formación y por su experiencia más amplia en trato con adolescentes, además de proporcionarnos buenos libros y webs de referencia para nuestra propia formación”.


Artículo original publicado en el número 20 de la revista Signos por Diana Pérez Camarasa.

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