Adolescentes confinados ¿Cómo tratarlos?
Cada situación de la vida nos presenta nuevo retos y, en esta que nos encontramos – sin previo aviso, sin ninguna posibilidad de preparación -, somos actores de una obra nunca antes estrenada. Metidos en casa con los nuestros: los más importantes de nuestra vida.
Reto, oportunidad, apertura de horizontes
Mucho se habla del teletrabajo, de los más pequeños, del ERTE, pero… ¿y la convivencia con una adolescente durante las 24 horas? Eso es … por lo menos intrigante. Teniendo en cuenta que no hay dos adolescentes iguales, ni dos familias con las mismas circunstancias, podemos analizar algunas cosas y llenarnos de optimismo ante la posibilidad que nos presenta el hoy.
A la mayoría de los adolescentes, les gusta salir, se sienten cómodos con sus amigos, esperan siempre con impaciencia el fin de semana, y … es frecuente discutir con ellos sobre la hora de llegada a casa, o la ropa que han decidido ponerse. ¿Entonces ahora? ¿Qué ocurre con ellos? ¿Cómo se encuentran?
Puede que estén en una de estas circunstancias:
1. Metidos el día entero en su cuarto; una parte del día con clases y deberes y la otra parte -o ambas combinadas- conversando con sus amigos y tratando de no pasar de moda ni perder amistades…
2. Contando los días y, con un poquito de desesperación cuando nos oyen decir a los mayores, que esto va a ser largo, que … el verano a ver qué pasa…
3. En los momentos más de familia: comidas y cenas, pueden ser un buen foco de tensión porque tienen poca conversación, no les gusta que les interroguemos para hacerles hablar y… les harta el que todos los días se repitan las cosas.
4. Sintiéndose incomprendidos, y es que, cuesta entenderlos bien…son gente maravillosa oculta bajo la coraza de un cierto aspecto “borde o apático”…

¿Y cuál es nuestro papel?
Entonces… entramos en acción los adultos. Nos necesitan. Son además un buen motivo para que nos venzamos. Tenemos que ayudarles a no caer en la apatía. Abrir sus horizontes, fomentar en ellos el optimismo y procurar que nuestra amistad con ellos no se debilite. Cierto que un padre y una madre no son “amigos” de la clase, pero hay un amor de amistad que sí se puede cultivar en las familias.
¿Cómo hacerlo? ¿Cómo afrontarlo ahora que muchos tenemos más trabajo que antes, más preocupaciones, e…. incluso, menos ánimo?
Pues algunas ideas para poner en práctica…
⁃ Tratar de comprender alguna de su quejas, y no siempre responder con “parece mentira que no te des cuenta de la cantidad de gente que ahora lo está pasando mal y tú solo quejándote de que te aburres”. Siendo verdad… no tenemos que decírselo de un modo muy repetitivo. Saben lo que pasa y es bueno que en casa se hable de esto, pero no hay que obligarles a sentir como nosotros sentimos.
⁃ Tener momentos de escucha: necesitan su espacio. Que estemos con ellos. Los pequeños reclaman atención y los mayores conversan. Ellos no suelen hacer ni una cosa ni la otra. Hablar con ellos sin interrogar, contarles cosas, sentarnos con serenidad a su lado.
⁃ Intentar tener conversaciones que les interesen, esto puede ser más fácil si en vez de ver series insulsas, que no meten nada bueno en su cabeza, aprovechamos para ver “Orgullo y prejuicio” “La vida es bella”, “Los miserables”, “Mujercitas” o algo que les anime a interesarse por esas épocas, esas personas, los sentimientos de los demás.
⁃ Ahora que hay ocasión de salir un rato, nos podemos encontrar con la respuesta de que para salir con nosotros, prefieren quedarse en casa y, sin embargo, con un poco de mano izquierda conviene que tomen el aire.
⁃ Procurar que se arreglen durante el día. El respeto a uno mismo va muy de la mano del modo de arreglarse, y si nosotros cuidamos eso, ellos lo acabarán cuidando.
⁃ Dejarles claro sin enfados, sin gritos, pero con claridad que hay una serie de normas en casa que se van a vivir: una hora de levantarse, una colaboración en el hogar, un modo de dirigirse a los demás…
Tesoros valiosos
La riqueza de los adolescentes es bien cierta, pero tenemos que ayudarles. Necesitan vidas ejemplares a su lado, caracteres serenos, ambientes de confianza y mensajes positivos.
No podemos ser derrotistas. La situación es dura, pero aquí estamos nosotros para resolverla. Ellos pueden ilusionarse con ser buena parte de la solución. Necesitan ver en nosotros que cuando hablamos de la situación política, la economía… transmitimos siempre un poquito de esperanza. Nosotros y ellos haremos lo posible porque todo mejore.
Cuando no muestran su grandeza es porque no hemos dado con la tecla. Se miran a sí mismos porque debemos ofrecerles otro mundo al que mirar. Lo más importante es que se sientan valorados, aunque nos decepcione que lo que siempre hemos transmitido en casa, ellos no lo viven como nos gustaría: No pasa nada, deben sentir nuestro cariño aunque no nos guste su actitud.
Ellos, cuando pase esta etapa más difícil de su vida, vivirán lo que en casa se vive, o decidirán seguir otro rumbo. La elección es suya, debe salirles del interior el deseo de hacer el bien. Tienen que tomar sus propias decisiones pero nunca deben pensar que nuestro cariño dependerá de si asumen o no nuestro estilo de vida. Eso sí, este coronavirus es una estupenda ocasión para dedicarnos un poquito más a ellos y procurar así que su rumbo en la vida les lleve de verdad a la felicidad.
Por Mariam Sánchez Ruiz-Granados, profesora de Secundaria de Tierrallana-Entrepinos