Selene: drones y robots de ilusión

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Alejandro Serrano, docente de Monaita-Mulhacén (Granada),  junto con padres del colegio, ha desarrollado el Proyecto Selene, para llevar esperanza, robótica e ilusión a niños hospitalizados con cáncer.
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El nombre del Proyecto Selene viene de un homenaje a una amiga de Alejandro Serrano. Selene falleció por un cáncer unos meses antes de que Alejandro comenzara el proyecto. Para poder hacerlo realidad debían  apoyar a una Asociación no lucrativa. Y así lo hicieron con la Asociación AUPA (Asociación de padres con hijos oncológicos de Granada) de la que forma parte una familia del colegio. De esta manera, presentaron el proyecto al Hospital Virgen de las Nieves de Granada, les gustó y salió adelante.

Finalmente, el Proyecto Selene fue uno de los elegidos por la Fundación Telefónica entre todos los presentados a nivel nacional, al concurso que la Fundación puso en marcha sobre iniciativas sociales. Fue una madre del colegio que trabaja en esta compañía, la que informó a Alejandro de la posibilidad de llevar este proyecto a concurso, dado su contenido.

El Proyecto Selene consiste en acudir todos los jueves por la tarde al Hospital Infantil de Granada y enseñar a los niños a programar para que sea algo más amena su hospitalización y por unos instantes olviden su enfermedad y el contexto en el que se encuentran. Esta actividad se realiza en la habitación de cada niño de Oncología.

Visitas de esperanza

Alejandro nos explica en qué consisten sus visitas: “Lo hacemos con iPads, robots y drones. Dependiendo de las edades trabajamos de diferente forma. Con los pequeños de tres a seis años jugamos simplemente un rato con los robots y con los más mayores hacemos algunas actividades de programación adecuadas a su edad”. Gracias a la empresa Goldenmac pudieron hacerse con distintos dispositivos, a bajo precio.

Me siento feliz por haber logrado hacer esta actividad, y aunque hay algunos momentos “difíciles” merece la pena porque sientes que das un rato de alegría a familias que pasan por momentos complicados.
Explica Alejandro que su mujer Marian y distintos voluntarios van a la octava planta donde hay un aula grande especial (Ciberaula) y realizan las mismas actividades con otros niños hospitalizados que pueden salir de sus habitaciones y pueden hacerlo en grupo.

Alejandro comenta:La actividad es muy gratificante porque los niños y niñas se lo pasan bien haciendo algo diferente y que les llama la atención”. Además aprenden programación que sirve para desarrollar muchas capacidades.
Alejandro comenta que esta actividad también es de ayuda para los padres, ya que mientras realizan la actividad pueden aprovechar para salir un rato y tener un respiro.

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